Capítulo cuarenta y uno: Un beso robado

Aya mantenía una mirada cuidadosa en su futuro prometido. Estaba sentada justo enfrente de él en un bote que saltaba sobre las olas y se dirigía constantemente hacia el resplandeciente galeón atracado mucho más atrás que los otros barcos de guerra: la nave personal de Razier. Kareem no estaba remand...

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