155

Su mirada es como hielo, pero sus dedos se sienten como fuego.

Levanto las manos para cubrirme la cara, pero Tristan las baja, compartiendo una sonrisa privada conmigo que hace que mis labios se desesperen por corresponder. Estamos tumbados de espaldas en la cama, jadeando, cuando la puerta se abre...

Inicia sesión y continúa leyendo