68

Mi corazón se detiene cuando él extiende la mano y enreda algunos de mis cabellos manchados de pintura alrededor de sus largos dedos, dando un tirón a los cortos mechones de oro rosado. La pintura se esparce por su piel como sangre mientras nos miramos fijamente.

—Supongo que no volverás el próximo...

Inicia sesión y continúa leyendo