Capítulo 23

Despierto con una mueca de dolor, el pulso latiendo en mi cabeza. Mis ojos se abren lentamente, pesados por el sueño. Lo primero que veo es una mano grande y callosa descansando sobre la mía, protectora e inmóvil. Un brazo fuerte se extiende sobre mí, cálido y estabilizador, como un ancla en la nie...

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