Capítulo 38

La calma me abandona, derrocada por el miedo.

Torin me baja con cautela, como si cualquier movimiento brusco pudiera provocar al depredador.

Orian se ve diferente, como un hombre que ha salido de una zona de guerra. Mechones de medianoche cuelgan ociosamente sobre su frente, su boca salpicada con ...

Inicia sesión y continúa leyendo