Capítulo 47

Horas después de la medianoche, mi teléfono suena estridentemente, despertándome de golpe.

Palpo la mesa de noche, agarrando el dispositivo parpadeante. —Más vale que haya una buena razón para esto.

—La hay— responde una voz nasal y molesta.

Me incorporo para apoyarme en un codo. —Senador— saludo...

Inicia sesión y continúa leyendo