Capítulo 34

Justo cuando tocó la cabeza de la cremallera oculta, Sebastián gritó de dolor.

La figura dentro del coche se estremeció por un momento.

En el siguiente segundo, Vivienne pateó la puerta, agarró la camisa de Sebastián y saltó descalza a una velocidad asombrosa. ¡La forma en que se movía era increíble...

Inicia sesión y continúa leyendo