Capítulo 16

Casi no puedo creer que sea su voz cuando tropiezo por el pasillo hacia la sala, pero ahí está, con el cabello recogido en una cola de caballo y cubierto con lo que parece ser la gorra de béisbol de Michael. O al menos una gorra de béisbol de hombre. No, no voy a dejarme sentir una punzada de celos ...

Inicia sesión y continúa leyendo