Calma en la tormenta

La luz del sol que entraba por la ventana de la cocina de Ayla debería haber sido dorada y cálida. En cambio, era dura, revelando cada defecto. Estaba de pie en el mostrador, con los dedos agarrando el borde tan fuerte que los nudillos estaban blancos. Estaba haciendo café cuando lo vi.

La más leve...

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