Advertencia

Elisabeth Niedermann, año 2010

—Por el amor de Dios, Elisabeth, ¿qué estás haciendo? ¡Ya están aquí! Date prisa —reprendió mi madre, sus tacones golpeando el suelo de mármol como una amenaza. Sus dedos fríos rodearon mi muñeca y tiró de mí sin delicadeza.

—Sabés que no se me da bien la charla —...

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