Vacía

No necesitaba salvarme. Nadie iba a hacerlo. Sam Brennan era el incendio, y yo era la imbécil que seguía tirando cerillas. Desde el primer roce supe que no había héroes en esta historia, solo verdugos. Y yo… no quería escapar. Quería arder con él.

Asentí, aunque me ardía la cabeza, la garganta,...

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