Caída Real

Estacioné frente a la casa con un chirrido seco, como si el motor compartiera mi estado de ánimo. Bajé de golpe y abrí las puertas dobles de la mansión, ignorando el martilleo en mi pecho al ver el lujoso Audi A8 de Sam estacionado junto al auto de mi hermano Félix.

No fue difícil encontrar...

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