Sangre joven

Elisabeth Niedermann.

El hombre tropezó con el adoquinado irregular de la acera, tratando de acelerar el paso cuando nos oyó pasar a su lado. Fue inútil. Sam ya lo había atrapado. El diablo estaba ahora jugando con su nueva presa.

Los hombros del hombre temblaron y sollozó con fuerza.

—Po...

Inicia sesión y continúa leyendo