Samy

Apenas cerré la puerta de la habitación de huéspedes en la que Darío me había acomodado por la noche, llamé a mis padres. Le agradecí a todos los dioses del universo por esas pocas barras de señal que tenía allí.

—Mamá, necesito tu ayuda —dije apenas mi madre contestó el teléfono.

— Isa, ¿estás bien...

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