Imbécil

Alicia estacionó el coche frente al edificio de su departamento, el motor apagado resonando en la quietud de la noche. Las luces del estacionamiento iluminaban tenuemente los alrededores, y el sonido de sus tacones al pisar el suelo parecía el único eco en el aire. Sus pensamientos seguían a mil por...

Inicia sesión y continúa leyendo