Capítulo 37: El esparcidor de rumores

—Hace mucho tiempo, un viejo amigo—dijo ella vagamente.

—¿Necesitas algo de él?—Raymond percibió su evasión con agudeza.

Melinda no pudo seguir fabricando y solo respondió vagamente—Hmm.

El rostro de Raymond se oscureció de repente, y miró a Melinda con ojos penetrantes—Melinda, recuerda esto: si...

Inicia sesión y continúa leyendo