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ARIADNE

Blanco cegador.

Eso era todo lo que podía ver. Sobre mí, debajo de mí, a mi alrededor. Se extendía por todas partes, casi, si no etéreo. No había paredes a mi alrededor, ni techos ni suelo que se sintieran reales. Todo lo que podía ver era solo... espacio. Espacio vacío. Y yo estaba allí, ...

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