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ARIADNE

—¡Oh, Dios mío!— Otro grito de angustia salió de mis labios mientras me limpiaba los ojos con los puños, enfocándome intensamente.

—¡Tienes que sacarme de aquí! ¡Se está llenando de agua!— El dolor en su voz era insoportable. Golpeé una y otra vez, ignorando el dolor que se apoderaba de mi...

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