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Cuando regresamos a la Casa de la Manada, esperaba ver a mi hermana. Pero al entrar y no encontrar rastro de ella, me giré para enfrentarlo, ignorando el dolor en mis extremidades.

—¿Dónde está mi hermana? —exigí, mirando a mi alrededor.

Él se burló, luciendo mejor ahora. La sangre volvía a su ros...

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