43

ARIADNE

No podía respirar. Todo lo que podía escuchar era el furioso latido de la sangre en mi cerebro. ¿Cuánto tiempo había estado allí? ¿Había escuchado todo? Presioné mis labios juntos, obligando a mi corazón a desacelerar. Mi cuerpo estaba al borde y me pregunté si Callan podía sentir lo tensos...

Inicia sesión y continúa leyendo