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ARIADNE

Fue entonces cuando escuché pasos acercándose a nosotros. Me giré rápidamente, con las palmas aún aferradas a las de mi hermana como si fuera a desaparecer si la soltaba. La general y consorte Vylia venía hacia nosotros. Me tensé, a pesar de la sonrisa en su rostro. Ya no podía confiar en e...

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