68

ARIADNE

Me desperté ahogándome. Mi piel estaba fría de sudor y mi corazón latía tan rápido que me rodé de la cama, poniéndome en posición de sentarme. Acababa de tener otra pesadilla, una que no podía recordar del todo. Era uno de esos sueños en los que no puedes juntar todo lo que has visto, pero ...

Inicia sesión y continúa leyendo