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ARIADNE

Sera estaba tan quieta como una estatua. Sus manos temblaban ligeramente y sus ojos estaban muy abiertos, como si hubiera visto un fantasma.

La forma en que me miraba. La forma en que sus ojos viajaban de mi rostro a la mesa rota, me hacía sentir un nudo en el corazón. Sus labios se separa...

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