Treinta y nueve

La ansiedad disparó mi adrenalina, recorriendo mis venas. Mi cabeza daba vueltas, ¿cómo pudo pasar todo esto? Hace una hora todo estaba bien y normal. Ahora Tom estaba muerto. Se había ido, otra persona muriendo por mi culpa, y esta vez era completamente mi responsabilidad.

La puerta trasera se ab...

Inicia sesión y continúa leyendo