Cuarenta y siete

Sentí que se me agarraba los brazos, inmovilizándolos sobre mi cabeza en el suelo. Luché por liberarme, pateando mis piernas para evitar que se acercara más. Sentí sus manos forzando mis piernas a separarse. Grité y comencé a llorar histéricamente cuando sentí su peso presionándome. Podía sentir su...

Inicia sesión y continúa leyendo