Torturado.

—Está bien, está bien, cariño, cálmate... Oh, Dios mío. La voz de Camilla vaciló cuando sus ojos se posaron en la chica frente a mí. Sus cejas se fruncieron, la preocupación atravesando su expresión normalmente compuesta. —Luciano... ¿qué diablos le pasó al resto de su cuerpo?

Se movió sin dudar, s...

Inicia sesión y continúa leyendo