Traiga una silla.

La casa se había reducido a murmullos y platos, un suave tintineo de tenedores y mamá diciéndole al lavavajillas quién mandaba. En el jardín, la miel aún flotaba en el aire. Dentro, el pasillo olía a limón y papel viejo. Me metí en el pequeño bar junto al estudio y alcancé lo bueno, la botella que v...

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