Vamos a fingir.

Alina

El aire frío del vestíbulo golpeó mi piel como una reprimenda. Dos llaves cambiaron de manos, habíamos reservado dos habitaciones antes, por si acaso, y el ascensor nos llevó en una caja suave y zumbante. Dentro del pasillo, la alfombra absorbía nuestros pasos. Deslicé mi llave, la luz ver...

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