Deudas pagadas.

La cuerda cortaba mis palmas mientras arrastraba el peso por el patio. Los cerdos se agitaban antes de siquiera verme, sus gruñidos bajos se convertían en chillidos ansiosos que resonaban entre los árboles. El corral estaba torcido contra el borde del claro, la cerca reparada una docena de veces con...

Inicia sesión y continúa leyendo