EPÍLOGO

Me desperté con el sonido de una máquina pitando y una pequeña mano jugando con mis dedos.

Cuando abrí los ojos, mi corazón se derritió al ver la escena.

Gabriel estaba justo al lado de mi cama, durmiendo en una silla. Su cara estaba presionada contra la cama y estaba babeando un poco. Uno de los ...

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