Capítulo 10

— Me voy ahora —añado—. Y tú te vas a alejar. No eres el único que puede lanzar un maldito golpe.

Él solo se queda ahí. Mirándome. Esa expresión inescrutable esculpida en su rostro afilado como granito. Su silencio es más fuerte que un grito. Mi pecho está apretado. Entonces...

Da un paso al costa...

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