Capítulo 107

—Dilo— murmuro, con la mano apoyada en su muslo, manteniéndolo abierto para mí. —Di que lo quieres. Suplícame que te lo dé.

Él niega con la cabeza tercamente, mordiéndose el labio hasta que se pone blanco. Su orgullo todavía se aferra por un hilo.

Empujo lo suficiente para que sienta cada vena, ca...

Inicia sesión y continúa leyendo