Capítulo 230

Llega tarde. Veinte minutos, más o menos. La cerveza frente a mí ya está tibia, pero tomo otro sorbo de todas formas, la amargura me ancla de una manera que casi se siente merecida. Miro mi teléfono, sin mensajes, sin llamadas perdidas. Suspiro, con el pulgar sobre su nombre, listo para comprobar si...

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