Capítulo 34

No debería estar aquí.

Pero las llantas encontraron su camino sin preguntarme. El motor hace clic en silencio debajo de mí, el metal enfriándose, como si supiera que me llevó a un lugar al que no tenía intención de ir. Mis manos aún están en el manillar, con los nudillos blancos. Tres días. No he t...

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