Capítulo 88

Su mano se engancha en su cintura, empieza a bajarla, provocándome con la visión de su piel. Entonces se detiene, sonriendo como el bastardo que es.

—Pensándolo bien… —dice, su voz goteando con falsa consideración—. Te ves un poco cansado. Tal vez deberíamos reprogramar. Ya sabes, para cuando estés...

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