Capítulo 150: La anguila

—¡Will!— Sacudí su hombro mientras ambos tés se empapaban en la cama, completamente ignorados. —¡Will! ¡Will, despierta!

No se movió.

Presa del pánico, puse mi oído en su pecho. Aún había un latido constante y fuerte. Podría haber muerto de alivio.

—Está bien— dijo una voz familiar desde la puert...

Inicia sesión y continúa leyendo