Capítulo 41 Solo deseo más bendiciones

Los dedos de Elijah rozaron la frente de Yvonne.

Muy suavemente, muy delicadamente.

En ese momento, Yvonne sintió que la cuidaban, que la apreciaban.

—Ven conmigo a Seattle —dijo Elijah sin ninguna duda en su tono.

—No puedo ir. —Sabía que no podía ser demasiado terca en ese momento, y suavizó s...

Inicia sesión y continúa leyendo