Capítulo 8

Xander Redent

Athena no es el tipo de chica a la que le das flores y se impresiona. No es el tipo de chica que se impresiona con tus palabras cursis. No es el tipo de persona que puedes conseguir fácilmente. No es el tipo de persona que te dará su corazón fácilmente. Hay una larga lista para eso.

Pasar tiempo con ella fue increíble hasta el punto de que ni siquiera me di cuenta del tiempo que pasó. Es inteligente, amable y tiene una mente muy abierta. Sin mencionar que siempre presta atención a otras personas, nunca se queda en su teléfono mientras otros están hablando, lo cual me encanta. Algunas chicas se concentran en sus teléfonos e ignoran cuando otras personas están hablando.

—Miras demasiado, Xander, me siento incómoda—dijo ella y yo me reí mirando hacia otro lado.

—Señor Redent, Eddy llamó y nos advirtió que ya son las 11 en punto—dijo uno de mis mayordomos y me volví hacia Athena.

—Creo que deberíamos regresar antes de que se pongan sospechosos—dijo Athena y yo asentí. Le hice un gesto a mi mayordomo para que diera la vuelta al bote y pudiéramos regresar.

—La pasé muy bien—sonrió ella.

—Más te vale—bromeé y ella se rió.

—¿Cómo planeaste esto en un día?—preguntó.

—Simplemente puedo—dije y le guiñé un ojo. Poco después, llegamos de nuevo al puerto y la ayudé a salir del bote. Le tomé la mano y caminamos de regreso a mi coche.

—Yo también me divertí tanto que perdí la noción del tiempo—dije y ella envolvió su brazo alrededor del mío.

—Yo también—dijo y le abrí la puerta del pasajero para que entrara. Caminé hacia mi lado y me subí. Encendí el coche y conduje de regreso.

—Mantengámoslo en secreto por un tiempo—dijo y yo asentí, de acuerdo con ella.

—Está bien.

—Xander, déjame a una cuadra de mi casa.

—No, no me siento seguro con eso—dije porque es una chica.

—No te preocupes, puedo protegerme sola—dijo mientras me hacía un gesto para que me detuviera. Me detuve y ella se volvió hacia mí. Se desabrochó el cinturón de seguridad y tomó su bolso.

—La pasé muy bien hoy—sonrió y me tomó la cara para darme un beso.

—Buenas noches—dijo.

—Buenas noches—dije y ella salió del coche. La observé caminar hacia su casa y vi que la puerta se abrió para ella. Arranqué mi coche y conduje de regreso a mi casa.

Entré en mi casa y estacioné mi coche al lado del de mi hermana. Entré y gracias a Dios que mis padres aún no estaban. Subí las escaleras y fui a mi habitación. Me tiré en la cama y sentí mi teléfono vibrar.

Athena: ¿En casa?

Me encontré sonriendo como un idiota al ver su mensaje. Le respondí y de repente me llamó.

—¡OH DIOS MÍO!—chilló tan fuerte que tuve que alejar el teléfono por unos segundos.

—¡Me asustaste!

—Subí al árbol—dijo y me reí.

—¿Tus padres están en casa?

—Sí, y están en la sala. No quiero que mi papá me haga un montón de preguntas sobre salir—dijo y todavía estoy asombrado de que subiera al árbol para entrar a su propia habitación.

—¿Qué eres, un mono?

—Mono hábil—ella puede hacerme sonreír sin siquiera intentarlo, es una locura.

—¿Entonces vas a dormir ahora?—pregunté.

—Ni cerca... voy a cepillarme los dientes ahora y ver Netflix, ¿y tú?

—Solo acostado en mi cama... y mirando el techo.

—Aburrido...—me provocó.

—Solo estaba pensando en ti—dije en un tono coqueto.

—¿De verdad?—preguntó en un tono dulce.

—Sí.

—Wow... estoy impresionada—dijo en un tono plano, haciéndome reír a carcajadas.

—¡Xander!—me congelé cuando mi hermana gritó desde la habitación de enfrente.

—¿Quién es?

—Era Eva, me asustó muchísimo—dije mientras me frotaba el pecho, completamente sorprendido por mi hermana.

—Ahh... te asustas fácilmente, ¿eh?

—No—mentí.

—Sí lo haces... esto va a ser emocionante—dijo y supuse que se estaba cepillando los dientes. Me reí cuando la escuché hacer gárgaras.

—¿Qué es tan gracioso?

—Tú—respondí simplemente.

—No soy tan fácil, Redent.

—Tú fuiste la que me llamó primero, Lemiere.

—¿Así que soy una mujer fácil porque te llamé primero?—preguntó y nuevamente me sorprendió.

—Sin comentarios sobre eso.

—¿Dónde está mi bálsamo labial? ¡Uf! No me digas que lo dejé en tu coche—dijo y me puse los auriculares. Bajé las escaleras y salí de mi casa hacia mi coche.

—¿Hola? ¿Hola?—sonreí cuando vi su bálsamo labial en el asiento del pasajero.

—Encontré tu bálsamo labial—dije y miré el sabor.

—¿Frutos del bosque, eh?

—Devuélvemelo mañana—dijo.

—¿Así es como saben tus labios cuando te beso?

—Sí, es de frutos del bosque—dijo con tono plano y me recosté en mi silla cerrando los ojos.

—Ya te extraño—dije mientras soltaba un suspiro profundo.

—Nos veremos mañana de todos modos—dijo mientras bostezaba.

—¿Tienes sueño?

—No... voy a ver Netflix—dijo.

—Vas a dormir... lo apuesto.

—No... necesito ver Netflix, así que no dormiré—dijo y volvió a bostezar. Solicité una videollamada y ella la aceptó. Estaba acostada en la cama con su laptop al lado.

—¿Estás en tu coche?—preguntó cuando me vio.

—Tengo tu bálsamo labial.

—Tráemelo mañana—dijo y negué con la cabeza.

—Me lo quedo.

—Es mío, Xander, no seas idiota.

—Puedes comprar mil más—dije y ella me miró con furia.

—¡Puedes comprar uno nuevo!—dijo entre dientes y me reí. Volvió a bostezar y esta vez apoyó la cabeza en la almohada. Empezó a ver su película y yo solo la miraba.

—Vete a dormir, Xander.

—Lo haré... más tarde, después de verte dormir—dije y ella me ignoró. Estaba ocupada viendo y vi que sus ojos empezaban a cerrarse. Secretamente grabé la pantalla y esperé a que se durmiera. La escuché roncar un poco y sonreí mirándola.

—Ahora... siento que puedo darte todo lo que quieras, Athena. Puedo darte todo, puedo darte el mundo... puedo... puedo darte mi... mi corazón—dije y luego terminé la llamada. Detuve la grabación de pantalla y suspiré.

—¿Xander? ¿Qué estás haciendo?—me volví para ver a mi papá que acababa de salir de su coche junto con mi mamá.

—Solo estaba buscando mis cosas—dije mientras deslizaba el bálsamo labial de Athena en mi bolsillo.

—¿Dónde fuiste antes?—preguntó señalando mi ropa.

—Salí con mis amigos—dije.

—Vete a la cama, Xander, tienes escuela mañana—dijo mi mamá y asentí. Entraron y miré hacia el cielo.

—Buenas noches, hermosa. Te veré mañana.

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