Capítulo 31: Nunca creerás...

Era Juan. Y el brillo en sus ojos oscuros la asustó muchísimo.

—¿Qué estás—?

Su mano cubrió su boca mientras se acercaba más, hasta que ella pudo sentir el calor de su cuerpo contra el suyo, apenas sin tocarse pecho con pecho.

—Hueles mejor que cualquier perra con la que haya estado cerca. Una mu...

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