56- Pero luego su voz se puso grave y olvidé lo que son las palabras.

KACIA

Estoy dividida. Por un lado, hay algo innegablemente agradable en que Oz me esté cuidando así. Sus manos tiemblan mientras me lleva, su mandíbula está tensa de preocupación, sus ojos oscuros y fieros, y baja la mirada para revisar mi rostro cada pocos pasos. Al menos sé que no me odia. Al ...

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