capítulo 16

La mesa quedó en silencio y nadie habló después de eso.

Esa amante suya salió corriendo de aquí llorando.

Mi desayuno estaba casi terminado, así que me levanté y estaba a punto de irme cuando él golpeó su mano en la mesa y me miró.

Si las miradas pudieran matar, ya estaría muerta, no estaría resp...

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