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Se me erizó la piel al escuchar la risa escalofriante de la diosa de la luna. Un escalofrío recorrió mi espalda y me llenó de terror. Recordé la noche en el bosque cuando la invoqué y le presenté una larga lista de cualidades que buscaba en un compañero.

—Myra, mi niña. Me alegra tanto verte de nue...

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