22

—Hola, Myra —respondió una voz desconocida, haciendo que mi lobo se agitara de nuevo. No sabía qué tenía esa voz, pero hizo que mi cuerpo se tensara, forzándome a tener el orgasmo que había estado negando.

Tragué el gemido que amenazaba con escapar de mis labios mientras todo mi cuerpo temblaba con...

Inicia sesión y continúa leyendo