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MYRA

Quería llorar en los brazos de Mateo durante horas después de que hablara de eso. No solo eso, me limpió después y aplicó más ungüento entre mis piernas para aliviar el dolor. Nos acostamos en la cama, acurrucados y besándonos después.

Cuando desperté de nuevo, él ya no estaba. Me hizo frunci...

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