16. Nuestro nuevo comienzo (no lo hagas)

—Scott, más por favor. Necesito más— me suplica. Gimo contra su centro, deslizando otro dedo en su estrechez, mi lengua aún moviéndose en su botón sensible.

—¡Oh Diosa, sí!— grita. Siento sus paredes empezar a espasmar mientras su respiración se vuelve errática y rápida. Juro que puedo escuchar su ...

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