22. No hay descanso para mí

Tanz vino a mi habitación para despertarme, ya que había olvidado poner la alarma. Me froté los ojos y bostecé, todavía somnolienta. Me sorprendía lo cansada que había estado los últimos días. Sentía que nunca podía dormir lo suficiente. El hada estaba tarareando una melodía agradable. Me hizo sonre...

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