22. Chico malo, Salvador.

El suelo bajo mis pies se sentía inexistente. Al ver lo que tenía delante, no podía respirar. El chico que era mi amigo y por quien empezaba a sentir algo era un hombre lobo. Una criatura mítica que pensé que nunca existía.

Mi garganta se sentía seca y no podía moverme del lugar aunque quisiera. Er...

Inicia sesión y continúa leyendo