43. La confesión de un chico malo.

Mientras el timbre seguía sonando, miré a mi alrededor, pero todo lo que podía ver era oscuridad. Afortunadamente, había una puerta al otro lado por donde podía escabullirme, pero conducía al baño. No tenía idea de cómo iba a encontrar a un hombre lobo.

—¿Hola? —La voz del otro lado me hizo saltar....

Inicia sesión y continúa leyendo