Capítulo 44 — Enemigo silencioso

La mañana fue un teatro. Alejandro y yo bajamos a desayunar fingiendo una paz que no existía. Él me ignoró por completo, actuando como si yo fuera un mueble caro más de la mansión.

Llegamos a la firma, y apenas puse un pie en el pasillo, él me agarró del brazo.

—Directo a mi despacho —me ordenó, s...

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