Capítulo 67

Mi cara ardía de vergüenza.

—Señora Petrovich, no es lo que piensa. Él no es—

—No digas más —me guiñó un ojo, volviéndose hacia Ridley—. Ustedes dos se ven perfectos juntos, como si estuvieran hechos el uno para el otro. ¡Esas miradas tan parecidas deben ser la razón por la que su hijo es tan guap...

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